
David Calderón presentó la conferencia “Priorizar la educación, una urgencia”, en donde resaltó que en México el sistema educativo es excluyente porque una proporción muy pequeña es la que completa 12 años de escolaridad formal, lo cual abre grandes brechas en la población, lo cual contribuye a la polarización de los sectores sociales.
Debido a ello, consideró que toda la riqueza humana, social y económica de México está en riesgo, y lamentó que a pesar de ese riesgo todavía no haya habido un cambio.
Para lograr ese cambio, propuso que se dediquen más años y más horas a la educación, lo cual implicaría que todo mexicana estudie por lo menos hasta la preparatoria.
También, dijo, debe haber escuelas con autonomía y con padres que tengan una participación activa sobre el quehacer de su escuela, y que los maestros actúen como verdaderos educadores profesionales, además de que el gasto en el sistema educativo sea realmente transparente y eficiente.
Por su parte, Andrés Oppenheimer presentó la conferencia “Innovación y desarrollo: el desafío educativo y tecnológico de México y América Latina”, y el contenido de la misma lo maneja en gran parte en su libro “¡Basta de mentiras! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro”.
Entre estas claves puntualizó que “la receta para crecer y reducir la pobreza en nuestros países (de Latinoamérica) ya no será solamente abrir nuevos mercados –por ejemplo, firmando más acuerdos de libre comercio–, sino inventar nuevos productos. Y eso sólo se logra con una mejor calidad educativa”.
Incluso sostuvo que la mejora en la educación es la principal asignatura pendiente de México y demás países latinoamericanos, “y la única que nos podrá sacar de la mediocridad económica e intelectual en la que vivimos”.
Sin embargo, advirtió que la mejora de la calidad educativa difícilmente saldrá de los gobiernos, ya que los políticos de siempre van a preferir construir obras públicas que puedan estar a la vista de todos antes de las próximas elecciones, que preferir invertir en mejoras educativas que no producen resultados visibles sino entre cinco y 20 años después.
José Ángel Estrada
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