¿Porque razones?
1.- Cada nueva política, plan o proyecto parte de cero. Se ignoran o desestiman los antecedentes, el conocimiento y la experiencia acumulados.
Ahi tienen a enciclomedia, hdt y ahora el programa de laptops para niños de 5to y 6to grado de primaria.
2.- Piensa el aprendizaje y la formación continua como una necesidad principalmente de los docentes. Ignora a los otros agentes que intervienen en el proceso educativo (Directivos, Supervisores, orientadores incluso a los padres de familia). Carrera magisterial es el ejemplo más claro.
3.- Ve la formación aislada de las otras dimensiones de la condición docente, tales como la forma y procedimientos para reclutar, salarios, prestaciones, los mecanismos de promoción, etc. ¿Sirvió de algún beneficio económico para los docentes de la DGETI que cursaron y certificaron sus competencias docentes?. NO. Este proceso no es considerado para la promoción ni para la contratación definitiva de los docentes.
4.- No presta atención a las condiciones reales del magisterio. Las motivaciones, intereses, inquietudes, conocimientos, tiempo y recursos disponibles.
5.- Es vertical. Los docentes son vistos en un rol pasivo, como «vasijas» que hay que llenar. No se consulta ni busca la participación activa del profesorado para definir sus necesidades de aprendizaje y diseñar un plan para su formación/actualización.
6.- Parte de una propuesta homogenea destinada a «los docentes» en general, en lugar de ajustar la oferta a los distintos tipos de docentes, a los diversos momentos de su carrera y a sus necesidades específicas.
7.- Se basa en una concepción instrumental de la preparación docente. Capacitación antes que formación, para implementar determinada política, programa o proyecto o incluso, texto escolar.
8.- Asume que la necesidad de formación es inversamente proporcional al nivel en que se enseña y al estatus socio-económico de los educandos. Se desestima la importancia y la complejidad de la enseñanza a niños pequeños y en los primeros grados, a adultos/adultos mayores y a sectores que viven en situación de pobreza.
9.- Apela a incentivos y motivaciones externas (puntajes, ascenso, escalafón, mejoras salariales y no a la escuela como institución.
10.- Es puntual y asístemica. Es raro encontrar políticas y planes de formación y actualización de docentes sostenidos en el tiempo.
11.- Se centra en el evento (curso, seminario, taller, conferencia) como modalidad privilegiada y hasta única de formación/capacitación. Ignora o ve como secundarias otras modalidades: intercambio horizontal entre pares, trabajo en grupos, auto estudio, círculos de estudio, pasantías, viajes, educación a distancia.
12.- Disocia gestión administrativa y gestión pedagógica. Lo pedagógico se considera patrimonio de los docentes, lo administrativo patrimonio de los administradores, desconociendo la necesidad de desarrollar saberes y competencias integrales para ambas funciones.
13.- Disocia contenidos y métodos (saber la materia y saber enseñar) y privilegia los contenidos, ignorando la necesaria complementariedad de ambos saberes y la importancia del saber pedagógico para el perfil y la práctica docente.
14.- Esta centrada en el punto de vista de la enseñanza: enseñar como objetivo, antes que en el punto de vista del aprendizaje: lograr aprendizajes significativos entre los alumnos y entre los propios docentes.
15.- Ignora el conocimiento y experiencia previa de los docentes, en lugar de partir de ellos, para construir sobre ellos.
16.- Esta orientada a mostrar y corregir errores, antes que a identificar, valorar y reforzar fortalezas.
17.- Se basa en el modelo frontal y transmisivo de la enseñanza, es decir, la enseñanza como transmisión de información y el aprendizaje como digestión pasiva de dicha información.
18.- Es incoherente con el modelo pedagógico que se le propone a los docentes para su práctica. Al docente se le pide promover y gestionar pedagogías activas, la participación, el pensamiento crítico, la creatividad, que no experimentan en su propio proceso de formación.
* Tomado y adaptado de: Rosa María Torres, Formación docente: Clave de la reforma educativa, en: UNESCO-OREALC, Nuevas formas de aprender y enseñar, Santiago, 1996.